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Al recorrer la ruta del barroco andino, uno puede retroceder en el tiempo y descubrir cómo se utilizó el arte para evangelizar a los indígenas durante la época colonial deteniéndose en los serenos pueblos de Huaro, Carnicunca y Andahuaylillas. Los murales asombrosamente pintados que adornan las iglesias locales muestran escenarios religiosos donde las figuras de los santos interactúan con las opulentas Mamachas, y sus retablos de madera magníficamente tallados están recubiertos con pan de oro.
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Traslado a hotel en Cusco
8:00 am
La Ruta del Barroco Andino pasa por cuatro templos, uno en Cusco y tres en el Valle Sur, región que conecta el lago Titicaca, la selva de Madre de Dios y la capital del Imperio Inca. Antes de los Incas, este sirvió como eje comercial para el transporte de oro, plata, hojas de coca y fibras animales. Desde entonces ha pasado por antiguas fábricas de telas como la de Lucre y sitios arqueológicos como Tipon y Rumicolca.
El río Vilcanota, que se origina en la montaña Nevado Ausangate y fluye a través de dos lagunas, incluida Huacarpay, un sitio Ramsar con abundancia de aves, espadañas y puestas de sol, corre paralelo al Valle Sur. Pequeñas comunidades agrícolas, comerciales y ganaderas, así como asentamientos de brujos, panaderos y albañiles, así como de músicos y danzantes que honran a la Virgen del Carmen y al Señor del Qoyllor Riti, conforman el valle.